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II. PRINCIPALES PRODUCTOS CULTURALES
6. ARTESANÍA
Sección 6.2: ElKalevala: artesanía y turismo

6.2.3. Artesanía e imagen nacional

Todo lo que se hacía hace más de 150 años, se hacía de madera. Las gentes han ido mejorando su habilidad de generación en generación.

Hoy día, se pueden comprar en todo el mundo productos hechos y diseñados en fábricas. Todos los artículos y objetos tienen un valor económico y también subjetivo. Los productos hechos en fábricas, bien diseñados y sostenibles, son aceptables para la mayoría de nosotros como turistas. Las antigüedades hechas a mano y objetos clásicos tienen más valor. Todos los productos del mercado tienen su precio correcto, que es el mayor que el cliente está dispuesto a pagar por él.

Antes, los objetos se hacían en función de las necesidades de las personas o con fines sagrados. La gente sabía que se precisaba energía para viajar grandes distancias o superar el crudo invierno, por lo que no llevaba muchos objetos encima. Durante el invierno, no se malgastaba energía cuando hacía frío; la gente permanecía en casa, y los mayores fabricaban entonces objetos y enseñaban a los jóvenes las habilidades tradicionales más importantes. Además la gente quería fabricar objetos que fuesen no solo prácticos sino también bellos. Los objetos de artesanía más antiguos de Finlandia se encontraron en el istmo de Antrea, en Carelia. Allí se hallaron redes de pesca que databan de hace 8.300 años. Los aparejos de pesca han ido cambiando a lo largo de las generaciones, pero la industria ha creado herramientas modernas de pesca, como las redes de arrastre, que generan una sobrepesca.

En Kirkkonummi, Jean Sibelius halló una pintura en una roca que mostraba una red de pesca; esta pintura ahora adorna camisetas que se encuentran a la venta en lugares como el Museo Nacional de Finlandia.

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Foto: Cabeza de un oso. Arma de Paltamo de la Edad de Piedra. Museo Nacional de Finlandia.

Las gentes que poblaban el norte soportaban un clima duro junto a los animales y a los espíritus de los animales. Las gentes del Ártico vivían bajo el cielo del norte, con la constelación de la Osa Mayor sobre sus cabezas. La palabra “ártico” en griego antiguo significa la tierra del norte, las regiones desconocidas, oscuras y frías. Arctos forma también parte del nombre en latín del oso pardo o Ursus arctos. En la antigüedad, este oso era la deidad central de las gentes de Finlandia.

Cuando se veía un oso cerca de asentamientos humanos, se decía que el bosque se había desplazado. Se creía que para asegurar una caza buena y abundante había que respetar el bosque. Tras una buena caza, los cazadores dejaban parte de la presa para los espíritus del bosque, y solamente se llevaban una parte para sí. Actualmente, en Finlandia se denomina a los inspectores de Hacienda “osos de impuestos”, porque toman una parte de tus ingresos y porque, si no se pagan las facturas, el oso reclamará su parte. Matar a la criatura más fuerte del bosque constituía un rito, donde la fortaleza y la habilidad eran puestas a prueba. También se creía que era un rito en el cual se comprobaba la capacidad física y la destreza de los hombres. En Finlandia, la creencia de que el hueso del pene del oso, sus garras y dientes tenían poderes mágicos continuó hasta bien entrado el siglo XX. Aunque el cristianismo no toleraba estas supersticiones, la gente seguía utilizando esos objetos como amuletos y, por ejemplo, los colgaba en los trineos o en las bridas de los caballos.

Los descubrimientos antiguos han sido una fuente de inspiración a la hora de planificar programas y diseñar objetos para los turistas modernos. Las copias de las pinturas sobre roca halladas por toda Finlandia han sido reproducidas en una amplia gama de productos. En Ristiina, en Savonia del Sur, los arqueólogos han hallado las mayores pinturas sobre roca de Escandinavia; miden quince metros de ancho y datan de unos 3.800 años a. C. La mujer cazadora de Astuvansalmi en Ristiiina que se muestra en las pinturas, es ahora el símbolo del Concejo Regional de Savonia del Sur y un símbolo turístico. Su figura también se incluye en un gran número de objetos, como camisetas, pendientes, broches y tapetes.

Las tiendas de diversos museos de todo el mundo ofrecen formas antiguas de diseño para los clientes modernos. Estos objetos se convierten en reliquias contemporáneas, pero gran parte de ellos son meros trastos y acaban en los cubos de basura. Por ejemplo, los mercadillos del Ejército de Salvación reciben cantidades enormes de regalos no deseados; sus costes de eliminación alcanzan los 60.000 euros al año.

 

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La corteza de abedul ha sido utilizada durante miles de años, pudiendo ser empleada en numerosas artesanías. Foto: EevaHirvonen, Lemi 2010.

Los productos de regalo que se venden son parte de una marca, la imagen de Finlandia. Finlandia es famosa por su diseño y acoge a muchos diseñadores y arquitectos de prestigio. La imagen de Finlandia es un aspecto importante y sensible para los finlandeses. En 1851, Finlandia participó en la Exposición Universal, celebrada en Londres, integrada en la sección dedicada a Rusia; en aquellos tiempos, Finlandia era parte del Imperio Ruso. La sección finlandesa presentó “velas, semillas y tejidos”. Pero la sección era deficiente y estaba vacía. El periodista y activista finlandés Zacharias Topelius apremió a que Finlandia participase también en la siguiente exposición en Londres, declarando: “Finlandia estará aquí, ocupando su lugar entre las naciones, o se quedará en casa por vergüenza o por no poder hacer las cosas.” En la siguiente exposición, en Londres, solamente seis empresas finlandesas tomaron parte entre las 700 rusas de la sección; nuevamente asistió Topelius. Los industriales liberales que hablaban sueco y el partido unánime finlandés tenían visiones completamente diferentes respecto de la visión oficial de Finlandia. Los finlandeses que hablaban sueco querían resaltar los lazos con Escandinavia, pero los finlandeses que hablaban finés sentían que eso destruiría la moral y la cultura autóctona finlandesa. Los liberales suecos despreciaban el énfasis en la cultura finlandesa: “Hemos de tener cuidado al exhibir Finlandia exclusivamente como un museo etnográfico: recipientes de corteza de abedul, esquís, trineos, jabalinas en una tierra prometida; después de todo, ya hemos progresado desde la vieja era de los recipientes de corteza de abedul..." En la exposición de Estocolmo de 1866, la sección finlandesa parecía un "pariente pobre”; la delegación se quejó de que la sección carecía totalmente de elegancia: “Unas cuantas botellas de trementina y una caja de puros sobre una mesa, cuatro sombreros de paja, guantes, cuero, sillas, una carreta, unas pocas herramientas antiguas de piedra, cerillas, lingotes de hierro y algo de madera. " (Smeds, 1992). Las zonas rurales y urbanas de Finlandia mantenían un profundo conflicto: "Las toallas de baño de colores al antiguo estilo ugrofinés no pueden tener el privilegio de ser el modelo fundamental de belleza", publicó el periódico Finsk Tidskrift. Sin embargo comenzó el debate sobre los antiguos mitos finlandeses y unas nuevas formas distintivas de lenguaje, que diferían de otras culturas. La Asociación del Turismo Finlandés obtuvo en París en 1889 el primer premio por el diseño de un enorme muro, en el cual se plasmaba el paisaje rural y la naturaleza exótica de Finlandia.

En la Exposición de París de 1900, Finlandia presentó con audacia su propio diseño. Rusia no pudo bloquear la participación de una sección propia finlandesa en la exhibición gracias a la diplomacia del comisionado y artista Albert Edelfelt. “Los finlandeses son la única nación cuyo pabellón trasmite la impresión de una idea nacional plena en el sentido artístico. Es un trabajo cultural que muestra determinación y energía; el pabellón finlandés está organizado con buen gusto, inspira el aprecio y la simpatía por una nación cuya libertad e idiosincrasia están amenazadas, y que se presenta con tanta audacia en el ámbito espiritual.” Estas palabras fueron publicadas en el Berliner Tageblatt durante la Exposición de París de 1900.

El pabellón fue diseñado por los arquitectos Saarinen, Lindgren y Gesellius. El interior fue diseñado por Akseli Gallen-Kallela. La imagen de Finlandia fue creada por los más destacados expertos del momento.

“Pinta más peces sobre el hielo para que la captura no parezca demasiado pequeña", aconsejaba Edelfelt al artista Juho Rissanen, quien describía la vida rural finlandesa en sus trabajos. La única artista mujer que expuso en París fue Venny Soldan-Brofeldt. Finlandia recibió durante la exposición muchos apoyos para su causa independentista. El libro de firmas, por ejemplo, contiene notas escritas por Emile Zola, Honore Balzac y Anatole de France, quienes estaban a favor del derecho de Finlandia de liberarse de la represión rusa.

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