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El catálogo de productos turísticos se ha desarrollado por numerosos factores: el incremento de la esperanza de vida, la democratización del ocio por al incremento del tiempo de ocio y del poder adquisitivo de los ciudadanos occidentales que lo consideran un derecho, la mejora de las vías de comunicación, la normalización del coche particular, la bajada de los precios del avión, la aparición de nuevos destinos turísticos… todo esto ha permitido la aparición de turistas de diferentes culturas, edades, intereses y capacidad adquisitiva.
Los productos turísticos maduran y generan una demanda estacionalizada, todas las áreas geográficas quieren aprovechar los beneficios que ofrece el sector, a los turistas les surgen nuevas necesidades, estos factores permiten la aparición nuevos productos turísticos, entre los que se encuentra el Turismo Cultural que agrupa todas aquellas manifestaciones de los territorios que conforman su herencia y su espíritu y que han sido clasificadas en este manual en siete grandes grupos: arquitectura y arqueología, lugares de interés histórico, etnografía, gastronomía, naturaleza, artesanía y eventos culturales, de los que se hablará ampliamente en los siguientes capítulos.
El Turismo Cultural es considerado por algunos políticos y empresarios como factor estratégico para el desarrollo de aquellos territorios, alejados de los grandes centros turísticos (sol y playa, nieve…) ya que permite la recuperación patrimonial, la revalorización y la puesta en valor de su patrimonio, entendido en el sentido más amplio. La propia Comisión Europea potencia el turismo cultural como medida para reducir la estacionalidad y promocionar algunos enclaves de interior, sin embargo, disponer de una oferta cultural atractiva, no es el único factor para obtener un desarrollo económico estable, de hecho en Europa se ha multiplicado la oferta cultural en la últimas décadas por encima de la demanda real, por esta razón es importante que esta vaya asociada a un circuito cultural más amplio o integrada en la promoción de itinerarios regionales.
Aunque en los últimos 20 años el número de visitas a establecimientos turísticos se ha multiplicado, no es fácil de valorar el volumen de personas y de negocio asociado a la práctica de turismo cultural, ya que la mayor parte de los turistas consume en algún momento un producto cultural (visita un museo, asiste a un concierto…) y todo destino turístico ofrece algún nivel de oferta cultural (un monumento, una manifestación folclórica…). Por ello, es difícil cuantificar el volumen de visitantes que el turismo cultural mueve anualmente.
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Introducción | Sección 1.2: Buenas prácticas en turismo cultural |
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