Como hemos visto, las reclamaciones constituyen una segunda oportunidad para conseguir que el cliente se sienta satisfecho. Por ello debemos ofrecer una solución rápida y eficaz a su problema, especialmente cuando la responsabilidad es nuestra.
Puede ocurrir que podemos solucionar el caso o no.
En cualquier caso, el cliente debe estar de acuerdo con la solución que ofrecemos. Seguidamente actuaremos sobre la marcha. Lo mejor es una solución inmediata, pero si no es posible, el cliente debe conocer y entender las dificultades y aceptar los plazos ofrecidos.
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