Como es lógico, cuanta más información tengamos sobre el origen del problema y sobre las consecuencias o perjuicios que éste supone al cliente, mejor preparados estaremos para orientar la cuestión hacia una solución satisfactoria. Por tanto debemos investigar todas las circunstancias del problema para poder encontrar su origen. Debemos verificar todos los datos que el cliente nos dé. Sólo de esta manera la reclamación se convertirá en una oportunidad para mejorar realmente y podremos proporcionarle al cliente la solución que espera.
Muchas veces nuestras preguntas pueden originar que, al ir verbalizando sus respuestas, el cliente se dé cuenta de la verdadera naturaleza y dimensiones del problema y hasta de su posible falta de razón.
Cuando la responsabilidad de los problemas reclamados es nuestra deberemos:
Mantener la calma y escuchar al cliente | Ofrecer una solución rápida |