Para ello trataremos de no personalizar las quejas. Generalmente las quejas no se dirigen específicamente contra nosotros, por lo que no debemos sentirnos aludidos o agredidos. Durante la conversación debemos mantener la calma y evitar enfrentamientos. Se dice que “dos no discuten si uno no quiere”. Debemos tener siempre presente que en las reclamaciones lo que está en juego es la satisfacción del cliente y su fidelidad, no nuestro prestigio o el de la empresa. Es preciso escuchar atentamente y con empatía, poniéndonos en el lugar del cliente para comprender su enfado y atender correctamente su reclamación.
No ignorar las reclamaciones | Indagar o pedir disculpa |