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Sección 4: Atención al cliente

4.2. Llegada, recepción, Check in

Previamente a la llegada y una vez que el cliente realiza una reserva, debemos llamarle o comunicarnos a través de correo tradicional o electrónico para confirmar todos los datos. Es bueno averiguar aspectos como la hora de llegada, el tiempo que piensa quedarse, cuántos son exactamente (a veces se dicen 5 y no se incluyen a los bebés), si tienen problemas con las comidas (alergias a algún alimento o si son vegetarianos), el motivo por el que vienen (aniversario, cumpleaños, etc.).

Sobre todo en los alojamientos no compartidos, es muy aconsejable que antes de la llegada hagamos un chequeo de cada una de las habitaciones, dotaciones y útiles de cada vivienda completa al objeto de tener todo en perfectas condiciones a la llegada de los clientes. Ya se sabe aquello de que: “Una imagen vale más que mil palabras”. En el caso de los alojamientos compartidos, haremos lo mismo, pero referido a la habitación y al cuarto de baño.

También es conveniente, máxime si tenemos libres los alojamientos, ya se trate de habitaciones o de unidades completas, tenerlas en perfecto estado pues no en pocas ocasiones se presentan clientes, y de ahí, dan lugar a una ocupación no prevista en ese momento. También sobre todo en el caso de anulaciones que se producen a última hora y pueden suponer reservas en épocas punta.

Bienvenida. Debemos estar esperando cuando el cliente llega a fin de darle una bienvenida cordial. Podemos sorprenderle con algún pequeño obsequio según a la hora que llegue, fruta, copa de vino, o el motivo por el que viene por ejemplo si es por un aniversario o cumpleaños algo que haga referencia a ello. Durante la bienvenida debemos explicarle y contarle los servicios que encontrará, mostrarle los alrededores y acompañarlo a su habitación o alojamiento y ofrecerles un refresco, una taza de té o café.

No obstante, en este momento, el gestor del alojamiento o bien el encargado de la recepción deberá efectuar dos operaciones. A  saber:

Primera impresión. Se suele decir que “la primera impresión es la que cuenta”. Y realmente es muy importante por lo que es necesario que tratemos de que sea a nuestro favor. La primera impresión es el primer contacto que vamos a tener con nuestros clientes y que seguramente influirá en el trato posterior con ellos. Es sin duda un desafío pues nunca se va a poder repetir esa “primera vez”. Es por tanto una primera oportunidad para conseguir la confianza de los clientes. Si se deja pasar esta oportunidad nos costará más esfuerzo, tiempo y dinero conseguir esa confianza.

Debemos también considerar que el cliente identifica siempre a quien le atiende con la totalidad de la empresa. Las personas que tratan directamente con la clientela tienen en sus manos el prestigio, la credibilidad y la imagen de la empresa. Nuestra actitud y la forma de atender repercuten directamente en que la imagen y credibilidad de nuestra entidad sea buena o mala

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