Para saber el diseño del producto que pretendemos ofertar, previamente es necesario saber a qué público objetivo nos debemos dirigir, cuestión que veremos en próximas unidades didácticas.
Un segmento de mercado es un grupo relativamente homogéneo de gente (con similar edad, sexo, estatus familiar, educación, salario, necesidades e intereses personales, posibilidades de viaje) con preferencias de servicio similares. Significa que los turistas de un segmento tendrán similares motivaciones y posibilidades para viajar (en términos del tiempo que pueden dedicar a las vacaciones y del dinero que están dispuestos a pagar). De modo, que ellos tendrán intereses que se podrán ajustar a su oferta, o viceversa. Usarán los mismos tipos de servicios, más o menos, y valorarán la estancia en su alojamiento en base a los mismos criterios.
Para los pequeños negocios es mejor ofrecer algo especial para cierta clientela que algo común para todo el mundo. No se puede atraer a grupos de clientes absolutamente diferentes entre sí. El negocio estaría abocado al fracaso si se intenta ofrecer los mismos servicios con la misma tarifa para jóvenes mochileros y al mismo tiempo para ejecutivos que viajan de negocios. Si se consigue definir segmentos de mercado adecuadamente, se conseguirá hacer la correcta elección de servicios, el estilo constructivo más seductor, un precio aceptable y, las formas más eficientes de promoción y ventas. Por tanto, el conocimiento de sus segmentos de mercado y la adaptación del alojamiento a sus necesidades es crucial para el éxito de su negocio
Es de destacar que en el documento publicado en 1992 por la Dirección General de Turismo titulado “Ocio y Turismo en los Parques Naturales Andaluces” en su capítulo de “La demanda turística en los Parques Naturales Andaluces: Actualidad y Potencialidad”, se destacan ya ciertos perfiles del turista rural tipo, sobre todo en dos segmentos muy concretos de población que destacan del resto de la demanda, tanto por su poder adquisitivo como por la afluencia a estos lugares. Estos son:
- Jóvenes con cierta estabilidad económica (25 a 35 años). Suelen ser profesionales liberales, funcionarios de escala media, pequeños empresarios y personal autónomo con poder adquisitivo medio/alto, utilizando el hotel o pensión como alojamiento y, en menor medida el camping, por defecto de aquellos. Este segmento de la demanda es el que puede dar un mayor impulso a la comercialización turística de los Parques Naturales, ya que suelen consumir las ofertas organizadas de turismo en estos espacios.
Sus motivaciones son amplias y van desde las actividades relacionadas con el conocimiento de los ecosistemas naturales, hasta los itinerarios, las rutas a caballo o el vehículo todoterreno. Desean romper con la monotonía del trabajo diario en la ciudad, por lo que suelen ser receptivos ante las actividades con altas dosis de aventura, como puede ser el ala delta, el parapente, el barranquismo, el puenting, etc. Productos todavía muy minoritarios, pero con un progresivo aumento tanto de practicantes como de personas interesadas en comercializarlos.
-Familias de 35 a 50 años con nivel económico medio alto y con nivel cultural alto. Son potenciales usuarios de los productos comercializables en estas áreas. La progresión de este segmento de demanda es ascendente y suelen utilizar la oferta hotelera y las casas de alquiler, ocupándola generalmente en fines de semana y periodos vacacionales.
Existen otros perfiles de segmentos de demanda en el citado documento, pero estos siguen siendo los más atractivos para el tipo de producto que es objeto de estudio, y coinciden en muchos aspectos con el perfil del turista rural que existe hoy día. Acaso deberíamos destacar que este se refiere a 1992 y, desde ese momento hasta el momento actual, ha habido un desarrollo importante del turismo en muchos de nuestros espacios rurales. También es cierto que este segmento proviene de un estudio donde la mayoría de la demanda es nacional y por eso coincide con fechas de temporada alta.
Si observamos los informes de coyuntura turística y de movimiento de pasajeros que nos ofrecen a lo largo de estos años los observatorios turísticos, institutos de estadística, Saeta y otros, observamos que no hay datos sobre el destino en concreto referidos a los espacios rurales y las motivaciones de los turistas. Ya de por sí son pocos los turistas que utilizan los viajes combinados o los paquetes turísticos a la hora de organizar sus vacaciones. Hoy en día todavía disponemos de pocos datos referidos a estos segmentos de usuarios en Andalucía, existen los Informes de Uso Público elaborados por Egmasa, que nos aproximan algo a las características de esta demanda y que han servido de base para el informe realizado por la Confederación de Empresarios de Andalucía sobre Turismo y Espacios Naturales Protegidos.
Es interesante destacar que los diferentes resultados aportados por estos informes, se aproximan a un perfil del turista rural tipo que vamos a reflejar a continuación. Al ser unos segmentos bastante concretos de la demanda y al estar referidos estos estudios al movimiento turístico total, resulta complicado extraer unos datos sobre él en particular.
Si de algo podemos estar seguros es que el producto que es objeto de estudio, tiene un segmento muy específico de población y no es nada fácil su puesta en el mercado y su comercialización. Pese a que son miles de turistas los que consumen un paquete turístico rural, éste exige de grandes esfuerzos iníciales tanto de investigación del producto ofrecido como de los canales de promoción y comercialización por los que nos vamos a dirigir. El valor añadido de este producto, se basa en estas dos premisas iniciales que debemos tener en cuenta.
Las aportaciones realizadas por el Instituto de Estudios Turísticos de la Secretaria de Turismo, nos permiten extraer una breve descripción del perfil sociológico de los turistas rurales, que para el mercado español sería aproximadamente el siguiente:
2.1.2. Paso 2: ¿Dónde? - Definir la ubicación | 2.1.4. Paso 4: ¿Qué? – Diseñar y desarrollar el producto |